No llores porque es un mercado con muchos saltos.
Una nueva clase de tokens de memes creados durante la semana pasada les devolvió mucho a los primeros inversores, con una capitalización de mercado que superó los US$50 millones en algunos casos.
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Los memes ya no son solo sobre comida, perros y otros animales. En su lugar, los entusiastas de las criptomonedas han volcado su atención en un área exclusiva de la comedia sin explorar: artículos gramaticales de la lengua inglesa.
Uno de los tokens más comercializados del exchange descentralizado Uniswap se llama THE, que ya registró un volumen de operaciones en la cadena de alrededor de US$10 millones y contaba con más de 5000 titulares hasta el viernes por la tarde.
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El token más popular, THE, subió alrededor de 1000% en los últimos días. (DexTools)
THE fue creado después de que el cocreador de Ethereum Vitalik Buterin dijera, supuestamente en broma, la semana pasada en Twitter: “Alguien debería hacer un proyecto que se llame ‘Protocolo THE’, para que la publicidad sea ‘Miren, fulano mencionó THE’, prácticamente cada vez que alguien diga algo”.
Poco después del mensaje de Buterin, los usuarios de Twitter señalaron, con mucha razón, que esos tokens seguramente ya estaban en camino. Y las predicciones no defraudaron: alguien emitió y puso en marcha los tokens THE en Uniswap.
A este le siguieron otros, como THIS, THEY y THAT. Hoy, todos ya cuentan con docenas de iteraciones en blockchains como Ethereum, BNB Chain, Solana y otras.
Cualquiera puede realizar un contrato inteligente y emitir tokens en Ethereum (o cualquier otra blockchain) por algunos centavos, y la presencia de exchanges descentralizados permite que los tokens puedan ser inmediatamente emitidos, provistos de liquidez y comercializados poco después.
La premisa no importa: si se puede ganar dinero a costa de los temas que están de moda, es de esperar que haya un mercado para ellos en algún lugar de los círculos exclusivos de “s**tcoin”.
THE subió más de 1000% en los últimos días, y luego 800%. En algún momento del proceso, los usuarios hasta comenzaron a apostar en DIE (la palabra alemana para “the”) y algunos tokens DIE atrajeron cientos de miles de dólares en liquidez.
¿Por qué son tan populares las memecoins?
Algunos inversores profesionales le comentaron a CoinDesk que las memecoins y sus narrativas siempre serán parte del ecosistema de las criptomonedas.
“Las memecoins son una parte muy importante en el paisaje comercial, nos guste o no”, le dijo a CoinDesk James Wo, fundador del fondo de criptomonedas DFG. “Mientras las principales criptomonedas, como bitcoin y ether, tengan muy baja volatilidad, es lógico que los traders busquen oportunidades en otros lugares”.
“El meme trading puede ser una forma riesgosa de buscar rendimiento excesivo, pero cuando ocurre la recompensa puede ser gigante. Así que incluso en un mercado bajista, algunas de las memecoins tienen grandes subidas, aunque sea solo por un rato”, explicó Wo.
El mercado de las criptomonedas es legitimidad y memes en partes iguales. Los inversores y desarrolladores serios construyen los servicios financieros basados en contratos inteligentes para permitirles a usuarios de todo el mundo operar, prestar activos y pedir préstamos en un entorno sin permisos. Todo esto se hace con el espíritu de confiar en la tecnología y no en terceros para acceder a los servicios financieros.
Y luego están los artistas de los memes. Monedas de perros, gatos, comida y memes suponen miles de millones de dólares en capitalización de mercado, según muestran los datos, con cada iteración más inteligente que el resto.
Así, THE no es el único ejemplo de entusiastas que crean un mercado de s**tcoin.
En enero, los tokens grimacecoin, creados a partir de un chiste en un tuit de McDonalds, se dispararon 285.000% en solo unas pocas horas gracias a que los oportunistas aprovecharon la ocasión para ganar dinero en un mercado de criptomonedas poco entusiasta. El frenesí se desvaneció poco después y casi todos los GRIMACE cayeron 99% en las semanas siguientes.
Este artículo fue traducido por Natalia Paulovsky.
