El jueves 13 de octubre fue uno de los días más extraños de los últimos tiempos para los mercados de activos. Las acciones, los bonos y bitcoin cerraron en alza a pesar de las sombrías noticias sobre la inflación que deberían haber provocado una venta generalizada. Este es un buen momento para reflexionar sobre la extrañeza humana de los mercados y, también, sobre la tentación y el riesgo de intentar explicar esa extrañeza con narrativas simples.
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El día comenzó con la publicación de las nuevas cifras sobre la inflación estadounidense que, entre otros datos, mostraron que el Índice de Precios de Consumo (CPI, por sus siglas en inglés) subió 0,4% en septiembre. Se trata de una aceleración con respecto al mes de agosto, cuando la inflación mensual venía siendo de 0,1% y se reavivaban las esperanzas de que la Reserva Federal (Fed, por sus siglas en inglés) había podido contener la curva de inflación.
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Pero los datos de la inflación del jueves mataron esas esperanzas. El resultado inmediato y sensato fue que la Fed continuaría incrementando las tasas de interés de forma agresiva, lo que empeoraría las perspectivas de las acciones y las criptomonedas y haría que subieran los rendimientos de los bonos. Todo esto ocurrió tras las noticias sobre la inflación.
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Durante aproximadamente una hora. Luego, todo se puso raro.
A partir de las 9:30 a. m. ET, las acciones y criptomonedas tuvieron un fuerte repunte. Bitcoin se disparó 7,8% desde un mínimo de US$18.372 para finalizar el jueves justo por encima de US$19.800. Casi al mismo tiempo, el Promedio Industrial Dow Jones (DJIA, por sus siglas en inglés) tocó fondo en US$28.709 y luego subió 4,6% hasta llegar a US$30.038 en el cierre. Los precios de los bonos también cayeron antes de percibir una mejoría, aunque no recuperaron todas sus pérdidas iniciales, a diferencia de las acciones y criptomonedas.
No hay nada más importante que los datos sobre la inflación que se conocieron el jueves. Todo lo demás resulta bastante sombrío: el nuevo gobierno británico sigue sin estar a la altura y, en el mejor de los casos, se ve una tenue luz al final del camino en el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Así que, una persona sensata solo puede mirar el rally de ayer y preguntarse: ¿qué &#$% fue eso?
Para empezar, el primer error está en ser racional. Los periodistas financieros de todo el mundo tuvieron un raro y apropiado momento de humildad el jueves, y muchos simplemente admitieron que lo que ocurrió no podría ser explicado de manera sencilla.
Incluso algunos intentos bastante convincentes tuvieron una pizca de absurdo. Sam Ro, editor de Tker.co, hizo un análisis que fue gracioso e interesante al mismo tiempo.
Ro es divertido y serio: todo junto. La política monetaria de la Fed llegó para dominar las predicciones de los precios de los activos y convirtió a los mercados de activos en un gran juego para lograr adivinar al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. Esto, a menudo, lleva a los precios de los activos a comportarse de manera inversa a sus fundamentos en el corto plazo. Incluso antes de la lucha contra la inflación, por ejemplo, era muy común que un sólido informe sobre el empleo hundiera al mercado de acciones. Esto se debe a que, si bien el aumento del empleo es un signo de una economía saludable, también anticipa la suba de las tasas de interés que son perjudiciales para los precios de los activos.
Básicamente, esto se dio en paralelo a la respuesta inicial al CPI: las cifras de inflación más altas indicaron que la economía sigue siendo sólida, pero también que la Fed será más dura a la hora de aumentar las tasas. Es por eso que, lógicamente, los activos se hundirían.
La modesta propuesta de Ro es que los mercados simplemente añadieron una capa de reflexividad hacia adelante. Si hoy bajan los precios porque se esperan aumentos de tasas más duros el mes que viene, ¿tiene menos sentido aumentar los precios porque las fuertes subas en las tasas del siguiente mes llevarán a una recesión y tasas más bajas el año que viene? Es tan loco que hasta podría funcionar.
O, quizás, simplemente es una locura. Pero la hipótesis de Ro no puede descartarse: no se puede encuestar a todos los que hicieron subir los precios el jueves; y, aunque se pudiera, muchos de ellos ni siquiera tendrían un razonamiento claro de sus propios movimientos.
Parte de la broma implícita de Ro es que el análisis financiero consiste en contar historias parecidas de manera complicada. Las personas hacen cosas por todo tipo de razones, incluidas las malas, y los mercados están formados por personas. Un inversor inteligente nunca olvida lo imprevisible, ilógico y hasta absurdo que pueden ser.
Este artículo fue traducido por Natalia Paulovsky.